





Para hablar del "Edifcio Pirie" hay que empezar mencionando a la Botica Guier. Este negocio fué fundado por el Dr. don Jorge Guier en 1851 a su reciente llegada a Costa Rica. Regresó luego a su patria, Estados Unidos, quedando dueño del negocio su hermano don Enrique, Licenciado en Farmacia del Colegio Santo Tomás en 1854.
A la muerte de don Enrique, padre, en 1890, fué vendido el negocio a don Zacarías García estableciéndose por pocos meses.
Luego, la Botica de Cartago fue comprada al Presbítero don Fulgencio Bonilla. Pero parte de ella continúa como casa de habitación de los tres hermanos Bonilla; Juan Bonilla, cura de Cartago y luego Presbítero - que formó la finca Florencia-, Nereo Bonilla, que heredó los bienes de su hermano el Padre Juan y el ya mencionado Fulgencio Bonilla.
Así las cosas, el Dr. Don Alejandro Pirie llegó al país en 1895 cuando la comunicación al interior se hacía vía Carrillo. Aquí se encontró con su compañero David Inksetter, quienes en compañía del señor H. Hanssamen, farmaceútico americano, formaron una sociedad y se establecieron en la esquina de Guier a la muerte de don Enrique Guier en 1890. En 1894 llegó al país el licenciado en Farmacia don Alfredo Pirie y en 1900 pasó el negocio de Pirie a ocupar la esquina donde esta hoy con la remodelación que añadió su segundo piso.(1)
Este histórico edificio fue adquirido por el gobierno de la Segunda República, que presidía Don José Figueres Ferrer, después de la revolución de 1948, cuando la familia de don Alexander Pirie anunció su regreso al Cánada de donde era originaria. Allí el 17 de abril de 1949, se reunió la junta fundadora de la segunda República y en esa histórica reunión, la junta donó el "edificio Pirie" a la Municipalidad de Cartago.
Todo este valor histórico fue reconocido en el Decreto No. 16983-C, de 9 de abril de 1966, que lo declaró reliquia de interés histórico cultural.
La Municipalidad estableció allí el salón de sesiones del Concejo y albergó distintas oficinas públicas, tanto del Poder Ejecutivo, del Poder Judicial y de la CCSS.
El 14 de setiembre de 1971 la Municipalidad donó la propiedad para el establecimiento del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Por algún tiempo esta fue la única posesión que tuvo el Instituto y mientras se barajaban distintas opciones, se acarició la posibilidad de construir en esta propiedad una torre de siete pisos, para alojar en ella, aulas de clase, oficinas, talleres y servicios.
Por algún tiempo esta fue la única posesión que tuvo el Instituto y mientras se barajaban distintas opciones, se acarició la posibilidad de construir en esta propiedad una torre de siete pisos, para alojar en ella, aulas de clase, oficinas, talleres y servicios.
Se encargó al arquitecto Rolando Ferreto el diseño de un edificio que atendiera todas las necesidades previstas hasta el momento. El arquitecto Ferreto hizo un excelente diseño, que si se hubiera ejecutado habría mejorado el entorno urbanístico de la ciudad de Cartago. Tenía una amplia base que albergaba un Centro Cívico, y tenía frente a la avenida y a la calle.
Posteriormente, la Municipalidad de Cartago solicitó al Tecnológico la devolución del edificio, con la intensión de albergar en él oficinas y responder a las peticiones de organizaciones sociales que estaban buscando local.
Fue cuando el Instituto tomó la iniciativa de crear una comisión para que elaborara un proyecto integral que le diera un uso valioso al edificio y no perderlo como parte de su patrimonio. Ya como "Casa de la Ciudad", en octubre de 1987, se realizaron algunas exposiciones. En 1988 se organizaron 15 exposiciones en el campo artístico, histórico y científico. Para la celebración de la fundación de la ciudad de Cartago, se trajeron muchos documentos de Archivos Nacionales de los museos, fotografías, vestimentas, etc. Quedaron registradas unas 18000 personas. En total con 15 exposiciones se lograron registrar registrar 35.930 personas.Así, la Casa de la Ciudad logró tener una gran injerencia en la vida social y cultural de Cartago. Desde que abrió sus puertas a las organizaciones existentes, las demandas se multiplican.
Gracias a su existencia, las posiblidades para los grupos y los servicios se han extendido a toda la comunidad.
(1)Siendo remodelada con un segundo piso la Botica Pirie fue una de las cinco edificaciones que resistieron las sacudidas del terremoto de 1910. Las otras cuatro: la del Lic., don Ricardo jiménez, la de don Quinto Vaglio, la de don Serafin Saravia y la de don Ramón Aguilar.
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